El gran negocio detrás de "el negocio"
El Congreso de Brasil aprobó la Medida Provisional (MP) 458, que amenaza destruir la Amazonía. Esta MP, que originalmente proponía regularizar tierras ocupadas por pequeños campesinos ocupantes de tierra en el área de la Amazonía Legal (que equivale al 48% del territorio de Brasil), con su actual redacción abre margen para una inversión de valores, beneficiando a quién desmata y destruye.
La MP plantea una división de los lotes de los campesinos en dos categorías. La de los pequeños, de 100 a 400 hectáreas (ha), y a de los medianos, de 400 a 1.500 hectáreas. Sobre el pequeño recae la desconfianza del Estado y el titular del lote sólo podría venderlo después de diez años de la regularización de las tierras. ¡Y para los medianos, que en teoría pueden tener representantes legales, los lotes serían pasibles de venta después de tres años! Para empeorar, en este mismo negociado entran los grandes "ocupantes" a ser regularizados, ocupantes de tierras con más de 1.500 hectáreas de extensión. Estos también podrían vender las tierras después de tres años.
Si la MP 458 abre la puerta para la especulación con tierras robadas, la complejidad del problema aumenta cuando dimensionamos los valores inmobiliarios y su extensión. Estamos hablando de un área de 64,7 millones de hectáreas de tierra con un valor inicial del orden de 70 mil millones de reales (cerca de 35 mil millones de dólares USA).
En el Senado, encontramos a favor de esta medida a las bancadas de los "ruralistas", equivalentes a los sojeros argentinos, que levantan la supuesta bandera del campo.
La medida es polémica y provocó una fractura en la base del gobierno y en la oposición. Por su parte, el presidente armó una maniobra para distraer a la mayoría. Dice que la cuenta a pagar por la preservación es también de los países ricos. Como la idea es que los países industrializados paguen a otros países más pobres como Brasil por mantener el dióxido de carbono (CO2) almacenado en sus bosques tropicales, Lula reflexionó: "tenemos que decirle a la gente que hubo un momento en el que podíamos deforestar, pero eso funciona contra nosotros ahora. Nos hará daño en el futuro, debido a que no habrá préstamos internacionales disponibles" (Reuters, 20/6).
Como ahora, según afirmó Lula, "nadie es un bandido porque deforestó" (EFE, 19/6)... con este negocio, todos se transforman en bandidos y ahora estarán avalados por el Programa Tierra Legal que regularizará en los próximos tres años 296.000 propiedades que hasta ahora estaban en condición irregular.
Una vez más diputados federales y senadores suscriben los intereses de un sector de clase -el de los grandes propietarios, ladrones de tierras públicas de la Amazonía.
Antes las transgénicas, ahora...
Con la MP 458 los senadores fuerzan el país a caminar a través de la misma huella que llevó a la aprobación de las semillas transgénicas a través del hecho consumado. Oficializando el robo de tierras y permitiendo la devastación de la selva, quedan entregados a la demencia del agente capitalista devastador e inescrupuloso.
Según Greenpeace, las grandes marcas de la comida, el deporte y la moda están relacionadas con la deforestación de la selva amazónica y, por ende, con el negociado de las tierras. Los investigadores de Greenpeace revelaron, por otra parte, que el gobierno de Brasil tiene un interés propio en la expansión de la industria ganadera, ya que es accionista de tres de los gigantes de ganado del país - Bertin, Marfrig y JBS - que pugnan por destrucción de enormes extensiones del Amazonas. Brasil tiene la mayor cabaña ganadera comercial del mundo y es el mayor exportador mundial de carne de vacuno. Comparte además con China el liderazgo en la exportación de cuero curtido. A lo largo de la última década, la industria ganadera brasileña ha experimentado un acelerado crecimiento orientado hacia la exportación. Entre 1998 y 2008, el volumen de las exportaciones de carne de vacuno y de ternera de Brasil se ha multiplicado prácticamente por seis.
El nuevo informe de Greenpeace, "Sacrificando el Amazonas", vincula a la carne, el cuero y otros productos procedentes de los ranchos de ganado que participan en la deforestación ilegal, la invasión de las tierras indígenas y la esclavitud en el Brasil con grandes marcas como Adidas / Reebok, Timberland, Geox, Carrefour, Eurostar, Honda, Gucci, IKEA, Kraft, Clarks, Nike, Tesco y Wal-Mart.
Así, tanto la industria ganadera, como las grandes empresas capitalistas, gozan de los beneficios que les otorga el gobierno de Brasil, que no solo verá engrosar su patrimonio, sino que vende una imagen ambientalista para que los países desarrollados destinen grandes sumas de dinero como premio por reducir el CO2!
Viviana Puccio
martes, 5 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario